Mercurio utilizado en minería artesanal contamina más de 500 Km río abajo

El mercurio es una sustancia que se utiliza para unir diminutos pedazos de oro en trozos de mayor tamaño para que puedan ser extraídos con mayor facilidad del suelo; luego, se calientan para convertirlos en pedazos mucho más manejables del preciado metal.

Sin embargo, el mercurio utilizado no se queda en el lugar donde se produce la actividad minera sino que viaja río abajo. En ese trayecto va causando estragos en animales, plantas y, por supuesto, humanos.

Los investigadores han lanzado la alerta sobre los riesgos para la salud puesto que crean niveles altos de neurotoxinas que ingresan a la cadena alimenticia en, por lo menos, 550 kilómetros más allá de su punto de origen.

Esto lo observó un equipo de la Universidad de Duke que analizó los efectos de amplio alcance de la contaminación por mercurio producto de las operaciones de extracción de oro en la región de Madre de Dios, cuya práctica minera es similar a la de muchos lugares del continente, África y Asia.

Los investigadores señalaron que los primeros en riesgo son los mismos mineros y sus familiares, quienes son muy vulnerables por su contacto directo que implica su actividad, así como el desconocimiento de los efectos sanitarios y ambientales del mismo. Los mineros raras veces se protegen o realizan su práctica con elementos que garanticen una limitada exposición al mercurio y sus emisiones en el aire, el suelo o el agua.

Esta sustancia, cuando se deposita en los sedimentos del río, es absorbido por microorganismos que la convierten a una forma altamente neurotóxica que son asimilados por otros animales que consumen estos microorganismos. Así, los niveles de la neurotoxina se acumulan y terminan en los depredadores más grandes.

En el estudio se analizaron muestras tomadas de sedimentos del río, agua y peces en 62 sitios cerca de 17 comunidades en un tramo de más de 550 kilómetros del río Madre de Dios y sus principales afluentes. Los resultados mostraron un aumento en las concentraciones de mercurio en las zonas mineras, así como aguas abajo, donde las concentraciones que se encontraron en los peces superan lo recomendado por la Organización Mundial de la Salud. Es decir, este límite es muchas veces más peligroso para el consumo humano, sobre todo para niños y mujeres en edad materna.

Si bien el mercurio es también peligroso para los adultos, los investigadores se enfocaron en los posibles efectos en el desarrollo neurológico de los niños, los bebés y los fetos. Esta sustancia, el mercurio, es capaz de atravesar la barrera placentaria si es ingerido por la madre, dentro del cual puede afectar el desarrollo de los sistemas cardiovascular y nervioso de un bebé. También puede dañar el desarrollo cognitivo, la memoria, atención, lenguaje, la motricidad fina y las habilidades espaciales visuales, todo lo cual se observó en los niños que habían sido expuestos a la neurotoxina durante su vida intrauterina.

El equipo de investigación señaló que, reconoce que la extracción de oro es una actividad económica beneficiosa para las familias y pueden ser ambientalmente sostenibles. Es por ello que se han abocado a identificar las vías que conllevarían hacia la sostenibilidad, enfocándose, primero, en crear conciencia sobre los impactos de la minería, involucrando en ello a las familias, comunidades y otros actores regionales para encontrar soluciones mutuamente beneficiosas para los seres humanos y el medio ambiente. Todo esto lo están trabajando con el Ministerio de Salud y las ONG de la localidad de Madre de Dios.

El estudio, ha sido dirigido por Heileen Hsu-Kim, profesor de ingeniería ambiental en la Universidad de Duke, así como William Pan, profesor de ciencias del medio ambiente y políticas del Instituto de Salud Global de Duke.

El informe fue publicado en la revista Environmental Science: Procesos, impactos.