La amazonía es el hogar de la mayor cantidad de especies que existen en la tierra, muchas de ellas amenazadas hoy en día. Un nuevo estudio ha puesto su mira en la importancia de la amazonía como hogar de muchas especies y ha observado que, para que se formen nuevas especies, ha tomado un tiempo excepcionalmente largo.
El biólogo Jason Weir de la Universidad de Toronto, trabajando en Perú y Brasil, grabó cantos de una población de aves en una región y las reprodujo frente a aves machos de una población relacionada pero que vivían en un lugar muy distante.
Se sabe que la función principal del canto de las aves es anunciar y marcar sus territorios, por lo que los machos de la especie suelen responder agresivamente cuando escuchan un canto de su propia especie; consideran que es un intruso el que lo emite y, a veces, se acercan al emisor para observarlo.
En muchos de los 51 pares de poblaciones que Weir estudió en la amazonía, los machos respondieron agresivamente a dichos cantos, lo que implica que continuaban viéndolos como miembros de la misma especie. Ante esto, secuenciaron los ADN de ambas poblaciones para observar las diferencias que presentaban y, a partir de ahí, estimar el tiempo en que se separaron estas poblaciones.
Jason Weir y su colega Trevor Price de la Universidad de Chicago, estimaron que se necesitaron unos 3 millones de años de separación para que los niveles de agresión (por ejemplo, cuánto se acercaban a investigar el canto reproducido) disminuyan a la mitad de lo observado en respuesta a los cantos de su propia población.
Para comparar estos resultados, Weir realizó un estudio idéntico en 58 pares de poblaciones en América del Norte. En este, el tiempo correspondiente a la pérdida de la agresión fue mucho más rápido: alrededor de medio millón de años.
¿Cómo se produjo esto?, se preguntó. Un factor que aparentemente mantiene las respuestas durante mucho tiempo en la amazonía es que, a diferencia de la América del Norte que es templada, los machos de muchas especies amazónicas defienden sus territorios durante todo el año, incluso contra otras especies. Es en estas especies en las que los machos tienden a responder especialmente con agresividad a los cantos de poblaciones que viven distantes pero que están relacionadas.
El desarrollo de este proyecto conllevó varias visitas e involucró encuentros con jaguares, serpientes venenosas, varios miles de garrapatas e infestaciones con larvas de moscas. Sin embargo, según Weir, fue un trabajo de campo excepcionalmente gratificante que proporciona una lección saludable.
Ante esto, si bien se puede argumentar que la extinción de una especie en la amazonía es potencialmente recuperable en un período de tiempo similar al inducido por las glaciaciones en América del Norte (de uno a dos millones de años), los hallazgos del nuevo estudio implican que lo especial, cálido y claridad estacional de los ambientes de los trópicos reducen esa velocidad.
La acumulación de especies en los trópicos aparentemente ha ocurrido en escalas de tiempo muy largas, donde las tasas de especiación lentas han sido igualadas por tasas de extinción aún más lentas, haciéndolas depósitos de biodiversidad especialmente importantes.