Los troncos de los árboles en los bosques de tierras altas emiten metano en lugar de almacenarlo, según un estudio realizado en la Universidad de Delaware. Esto, según los científicos, representa una nueva fuente, previamente no contabilizada de este potente gas de efecto invernadero.
Se estima que el metano es entre 25 y 33 veces más fuerte que el dióxido de carbono, cuando se encuentra en la atmósfera. Debido a esto, los científicos, se han propuesto identificar las fuentes y sumideros -'o' depósitos de este gas de efecto invernadero- para medir y comprender sus implicaciones en los ecosistemas.
Los suelos de los bosques de tierras altas por lo general utilizan el metano, pero este efecto puede ser contrarrestado por las emisiones del gas de los troncos de los árboles, señaló el equipo de investigación del Colegio de Agricultura y Recursos Naturales de UD.
El estudio se realizó en bosques de tierras altas en el área de Fair Hill, en el condado de Cecil, Maryland. Los investigadores analizaron un grupo de árboles, suelo y residuos leñosos –madera muerta tumbada en el suelo del bosque en varias etapas de descomposición- para medir flujos de metano y dióxido de carbono.
Midieron el dióxido de carbono y los flujos de metano del suelo, de troncos de árboles y la caquexia crónica - Decoloración que se produce en las partes verdes de algunas plantas- para determinar si esos tres componentes fueron fuentes o sumideros de estos gases de efecto invernadero.
Encontraron que algunos restos de madera gruesa actúan como el suelo y consume metano, mientras que otras piezas de desechos forestales emiten pequeñas cantidades de metano, similar a lo que se vio en troncos de árboles que viven. Hasta antes de este estudio, se conocía que los árboles solo liberaban dióxido de carbono, sin embargo, se ha comprobado que también liberan metano.
Este trabajo puede ayudar a llenar algunas lagunas en los presupuestos de metano y procesos ambientales en los modelos globales del ecosistema, señalaron los investigadores.
Esta investigación ha sido publicado en la revista científica Ecosystems.