Sobre una meseta árida de los Andes del sur de Bolivia, un investigador de Case Western Reserve University, ha encontrado los restos fósiles de una tortuga de casi cinco pies de largo. Un hallazgo que indica que el altiplano fue, probablemente, de menos de un kilómetro de altura sobre el nivel del mar, hace 13 millones de años.
También se encontraron en las inmediaciones piezas del caparazón fosilizados de una tortuga acuática de menor tamaño, lo que apoya esta estimación de altitud y también indica que el clima era mucho más húmedo que el actual.
Estos restos son los primeros registros de tortugas fósiles del Mioceno encontrados en Bolivia. El hallazgo desafía un estudio reciente, basado en isótopos, que estima que el Altiplano, la zona cercana a Quebrada Honda, tuvo una altitud de entre 2 y 3,2 kilómetros en ese momento. Además, los fósiles proporcionan una visión del cambio climático causado por el aumento de altitud de las montañas, lo cual puede ayudar a entender el cambio climático que está en curso ahora.
Los investigadores están tratando de entender cómo la actividad tectónica de placas y el cambio climático afectaron la diversidad de especies en el pasado. Señalaron que toda esta diversidad que se encuentra en las zonas tropicales de América del Sur de hoy, se generó a través de la elevación o formación de montañas que crearon muchos climas y ecosistemas diferentes en un área pequeña, que promovió la proliferación de especies.
La tortuga identificada es miembro del mismo género que la tortuga de Galápagos, (Chelonoidis). La otra tortuga de agua dulce extinta identificada pertenece al género Acanthochelys, cuyos miembros supervivientes se reprodujeron en gran parte de América del Sur tropical.
Estos animales son ectotermos y comúnmente llamados de sangre fría. Estaban más cómodas al aire libre por así podían controlar la temperatura de su cuerpo. Todo esto puede ser un indicador de la temperatura en la que vivían y, por lo tanto, de la elevación del suelo.
Estas antiguas tortugas, muy probablemente, eran fisiológicamente similares a sus parientes modernos, que generalmente viven en altitudes de hasta unos 500 metros. Estos animales no pueden prosperar o reproducirse en sitios de mayor elevación debido a las temperaturas más frías, indicaron los científicos.
Restos de hojas fosilizadas del Mioceno son escasos en Bolivia, pero los que se han encontrado apoyan la idea de temperaturas más cálidas, de más baja altitud y mayor precipitación que la de hoy.
Los Andes se formaron por subducción, un proceso en el que una placa tectónica se mete debajo de otra. Pero, los científicos todavía no pueden responder cuánto tiempo demoró en formarse esas montañas con tal elevación. Sin embargo, señalan que, a medida que las características geológicas fueron tornándose de mayor altitud, América del Sur afectó los patrones de circulación del aire a nivel mundial y desempeñó un papel importante en el clima global.
Mirando hacia atrás, si las montañas de los Andes tenían menos de 1 kilómetro de altura durante el Mioceno tardío, habría tenido un efecto mucho menor en la circulación global del aire que si fueran de dos o tres veces más altas, cercana a elevación actual.
Los investigadores creen que tienen más evidencia de animales extintos que indican que esta parte del Altiplano fue de menos de un kilómetro sobre el nivel del mar, hace 13 millones de años. También encontraron restos fósiles de una gran serpiente en la misma capa de roca como las tortugas, los cuales todavía están en estudio.
La investigación ha sido publicada en la revista Journal of South American Earth Sciences.