Estudio de ADN antiguo ayudará a desentrañar el misterio de Machu Picchu

Encaramado dramáticamente en una cresta de montaña de los Andes a unos 8.000 pies sobre el nivel del mar, Machu Picchu es una maravilla visual y una obra maestra de la técnica.

Este monumento Inca fue construido en el siglo 15o sin mortero, es decir, sin el uso de un material que una los bloques de piedra entre sí. Lo que siempre impresiona a los investigadores y visitantes es que el montaje de estos bloques es tan estrecho que no se puede deslizar un pedazo de papel entre ellos. Su construcción incluye terrazas agrícolas con el que aumentaron el espacio para cultivos así como para protegerse de las inundaciones.

Pero, a pesar de ser considerado como uno de los sitios arqueológicos más emblemáticos e importantes del mundo, los orígenes de Machu Picchu siguen siendo un misterio. Los Incas no dejaron constancia de por qué se construyó o la forma en que se utilizó antes de que fuera abandonada en el siglo 16.

Actualmente existe un debate sobre su origen y la función que cumplió Machu Picchu, un sitio único e inusual del Imperio Inca. Los investigadores consideran que es demasiado grande para ser un asentamiento local, pero es muy pequeño, sin la estructura adecuada, para que haya sido un centro administrativo del Imperio de los Incas.

Ahora, un equipo encabezado por Brenda Bradley, profesora de antropología en la Universidad George Washington, será el primero en analizar los genomas de los restos óseos de más de 170 individuos que fueron encontrados en el lugar. Entre los miembros del equipo incluyen investigadores de la Universidad de California y de la Universidad de Yale.

Con la secuenciación del ADN antiguo de los esqueletos, los investigadores esperan entender mejor el papel funcional de Machu Picchu y sus residentes, así como los patrones de diversidad, migración y de la diáspora laboral en el Imperio Inca, el más grande de la América precolombina.

Se sabe que el explorador Hiram Bingham, de la Universidad de Yale, puso en marcha un estudio de la "ciudad perdida de los Incas" en el verano de 1911. Su trabajo incluyó la excavación de Machu Picchu. Luego los huesos humanos y otros objetos encontrados, como cerámica y joyería, fueron llevados a los Estados Unidos.

Estos artefactos se mantuvieron en el Museo Peabody de Yale en New Haven hasta 2012, los cuales, después de años de negociaciones, fueron devueltos al Centro Universitario Internacional Perú-Yale para el Estudio de Machu Picchu y la Cultura Inca. El museo, ubicado en el Cusco, está abierto al público e incluye más de 360 artículos de la excavación original de Bingham.

Antes de devolver los esqueletos y reliquias al país, Brenda Bradley, mientras era profesora en la Universidad de Yale, sacó muestras de los huesos antiguos. Ahora, gracias a una donación de la Fundación Nacional de Ciencias, los investigadores analizarán las muestras utilizando métodos de vanguardia de secuenciación nuclear y mitocondrial del ADN del cromosoma Y. Estas serán estudiadas en dos laboratorios por diferentes investigadores.

Estos resultados serán comparados con información mucho más antigua que se tiene de Machu Picchu luego del cual se espera obtener una comprensión más completa del sitio.

La hipótesis que prevalece entre los investigadores es que Machu Picchu era un "retiro real", que era visitado periódicamente por el emperador inca Pachacutec; es ahí donde mantenía reuniones diplomáticas. Los datos arqueológicos indican que las personas que vivían allí eran artesanos especialistas probablemente traídos de varios lugares de todo el imperio.

El análisis genético pondrá a prueba esta hipótesis, se espera que muestre las relaciones entre los pueblos antiguos, si son de la misma línea y lugares ancestrales, señalaron los investigadores, entre los que figuran expertos que han analizado los genomas de muchas poblaciones diferentes en toda América del Sur. Esta información también ayudará a poner a Machu Picchu en el contexto del Imperio de los Incas.

Bradley está interesada en observar los procesos locales, cómo aumenta en complejidad y cómo el cambio social es influenciado por la diversidad genética. Señala que lo que hace a Machu Picchu muy interesante es la idea de que, en realidad, la población enterrada allí no refleja sólo una población local.

Los investigadores dijeron que esta gran cantidad de datos genómicos que planean recolectar también proporcionaría una perspectiva de cómo el colonialismo ha afectado a las personas que viven en los Andes. Se compararán los esqueletos de Machu Picchu, que representa una población anterior a la conquista española, con los datos genéticos del ADN de los habitantes de la etapa post-colonial.

Los científicos sostienen que el colonialismo introdujo enfermedades y probablemente acabó con una gran cantidad de la diversidad genética. Este estudio será una oportunidad para observar la diversidad genética antes de la conquista, indicaron.