Durante mucho tiempo se ha supuesto que el clima jugó un papel importante en la historia de la población de los Andes Centrales. Varios estudios arqueológicos han señalado la coincidencia temporal de las fluctuaciones climáticas (tanto a largo como a corto plazo) y los episodios de transición cultural y cambios en las estructuras socioeconómicas en todo el período precolombino.
Aunque la mayoría de los estudiosos explican la conexión entre los cambios ambientales y culturales por el impacto de las alteraciones climáticas en las capacidades de los ecosistemas habitados por las culturas precolombinas, la evidencia directa de estas consecuencias demográficas no se tenía hasta ahora.
Un trabajo que ha sido publicado en la revista Proceedings of the National Academy, PNAS, presenta un estudio realizado a partir de los datos de ADN de poblaciones antiguas que habitaban en el sur de Perú, entre 840 aC y 1450 dC, lo cual aporta pruebas de dos migraciones a gran escala en los Andes Centrales que coinciden con episodios de sequía y el aumento de la variabilidad climática.
El estudio, analizó este impacto de los cambios climáticos sobre la dinámica poblacional, a partir de una gran base de datos de secuencias de ADN mitocondrial de pobladores que habitan al norte del Río Grande, Nasca, en el sur de Perú.
Estos escenarios demográficos se sometieron a pruebas y simulaciones computacionales, luego de las cuales, se obtuvieron resultados que indican que hubo migraciones de los valles costeros más bajos del sur de Perú hacia el altiplano andino, que coinciden con el aumento de la variabilidad del clima en el fin de la cultura Nasca, en 640 AD.
También se encontró suficiente evidencia que indica que se produjo una migración de la sierra a la costa que coincide con la sequía en el altiplano andino del sudeste y la mejora de las condiciones climáticas de la costa después de la caída de los imperios Wari y Tiwanaku (1200 AD).
Los investigadores señalan que la mayoría de los estudios que analizan el impacto del clima en la movilidad y la demografía de las poblaciones antiguas se han concentrado en las sociedades de forrajeo, este estudio presentado ahora, revela el impacto de los cambios climáticos sobre las sociedades agrícolas socialmente más complejas.
A pesar de que estas poblaciones realizaron una serie de adaptaciones agrícolas que se anticipaban a dichos cambios del clima, según se observó en los registros arqueológicos, la inestabilidad de los ecosistemas costeros y de las tierras altas en el sur de Perú superaron los puntos críticos que determinaron que la migración se convirtiera en inevitable.
Estos procesos migratorios han dado lugar a una homogeneización genética de la población del sur del Perú, concluye el estudio.